domingo, 29 de marzo de 2015

Yo y mis circunstancias

A la porra. Ya está hecho. Bueno, todavía no. Me refería a este blog. Empiezo escribiéndolo en el iPad, esta manzana a medio comer que no es muy manejable a la hora de crear blogs, hacer capturas de pantalla, buscar palabras en un texto o escribir un texto en el procesador, entre otras cosas porque no tiene o el que tiene gratuito es malo. Lo dicho: esto está escrito en la aplicación de notas. El original no tenía formato y las tildes brillaban por su ausencia. Era un impulso del momento y había que volcarlo de alguna manera. Pero ahora está decente.
Allá voy.

Me decido a escribir este blog gracias a los sorteos y concursos que hay por ahí en los blogs de perfil literario. Desde hace un mes más o menos me dio el zumbao de participar en cuantos más sorteos mejor por ver si me tocaba otro libro después del que me tocó en un concurso de Casa del Libro. El caso es que me he viciado participando indiscriminadamente y en estos sorteos prefieren a gente con un blog propio y a ser posible literario. Además de que tienes que poner el banner en tu blog. Así que me he dicho "enga" y aunque no hay un solo día del año en que no esté leyendo un libro, prefiero dejar el blog como cofre de los asuntos que me dé la gana escribir, no quiero monopolizar.
Si un día termino de leer un libro y me apetece poner aquí la reseña con opinión, pues la pongo. Si por el contrario, prefiero dejar un suceso digno de ser contado, pues también. Así me supongo que irá esto o al menos como quiero que vaya.

En esta entrada es necesario que me presente a mí y mis circunstancias, como decía Ortega y Gasset, que es uno solo, por cierto.

No sé si resultara interesante que cuente estas cosas, no he leído muchos blogs y no estoy en la onda de que se puede escribir en la primera entrada de un blog, por lo menos para que lo lea alguien. Pero esto es como las tiendas que se abren o los libros que salen a la venta, que o bien hay un boom y tienen un éxito en ventas, o bien duran dos telediarios, tanto unas como otros. En el caso de los libros, con una edición les sobra. Puede que alguien pierda o gane, según se mire, su tiempo leyéndome y se haga seguidor, puede que sea como las frutas escarchadas del roscón de reyes, que todos las miran porque quedan muy vistosas pero nadie se las come casi nunca.

En cuanto a mí y mis circunstancias, cabe decir que soy indiscreta, por naturaleza. Este detalle aunque así de sopetón, resulta importante conocerlo porque implica el uso expresiones idiosincráticas creadas por mí a veces un poco ordinarias, y que largue por esta boca todo lo que pienso sin pararme a reflexionar antes. Y así me va en ocasiones.

Me he arrepentido de decir muchas de las cosas que he soltado sin pensar en las consecuencias, pero otras tantas simplemente me he creído en el derecho de decirlas y lo he visto como algo normal.
Frases como "a la porra" "los cojones de Paco" "no me toques el mondongo" "archiperres" "cacharros" "jarapales" "estoy encojonada". Mi voz de helio, es decir, de pitufo, utilizada originalmente con mis perros cuando les llamaba "oso" y otros tantos apelativos cariñosos, y ahora reutilizada con mi novio cuando le llamo "colibrí" "oso" "osito" "gordito"... Mis gritos de ira que me dejan la garganta como si me hubiesen dado con un cepillo... Mis ya mencionados chivatazos e indiscreciones varias... Todo esto forma parte de mi acervo cultural personal. Sin necesitar abuela, creo que todo ello me convierte en un diccionario popular original y un libro de situaciones cómicas o especiales que quizá merece la pena conocer. O no... (Aquí aparece de nuevo mi complejo de inferioridad).

Con respecto a mi amigo el complejo de inferioridad, también forma parte de mí y es por eso que muchas de las historias de las que soy protagonista contienen un mal entendido y resultan incluso cómicas. Este amigo casi inseparable es como los granos de mi cara o las manchas rojas que me dejan, siempre están ahí. Los granos que llevo conmigo son como "Jerrys" (así les puso de mote una amiga a los granos en general) o "engendros" (como les llamo yo) que forman parte de mi familia e incluso diría que de mí. Ellos son los que han alimentado bastante mi complejo de inferioridad junto con mi autoetiquetado de fea sin fronteras.

Los "engendritos" (dicho con mi voz de pitufo) son parte de un síndrome con un nombre bastante largo: Síndrome de los ovarios poliquísticos. Quien quiera saber de qué va el asunto que haga uso de internet, que es un poco largo de explicar y yo ya lo tengo aborrecido.
Lo de la fealdad autoetiquetada viene de problemas en la adolescencia cuando a una serie de... se dedicaron a detallarme cada día de mi existencia mi desviación de los cañones de belleza o incluso del canon de las del montón.

Así que voy por la vida con una cara con más imperfecciones y averías que los cacharros de los chinos. Y no solo físicamente, psicológicamente tengo mis clacas también, como todos.

Buf, esto es muy largo. Son la 1:45 de la mañana y dentro de quince minutos se cambia la hora y pasan a ser las tres. Tengo sueño. Mañana si eso, creo el blog y meto esta entrada.


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